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Cultura, Empordà, Excursión

El poblado ibérico de Ullastret

Sobre la colina de Sant Andreu, se encuentran los restos del poblado íbero más grande descubierto hasta ahora en Cataluña. Fundado en el siglo VI a.c., dominaba la llanura del Empordá cerca del río Daró y a orillas de un lago, desecado en el siglo XIX. Durante siglos, fue uno de los centros indigetes más activos, en contacto comercial constante con la Empuries griega y, seguramente también con pueblos celtas del norte, de los que adoptaron algunas costumbres como la de clavar las cabezas de los enemigos vencidos en la puerta de sus casas.

En el año 218 a.c., los romanos desembarcaron en Empúries a raíz de la segunda guerra púnica, para cortar la vía de suministros de Aníbal, que cómo recordaréis quería llegar a Roma cruzando los Alpes. Los íberos, en aquella ocasión, dejaron que los romanos hicieran su guerra contra cartagineses y otros pueblos aliados. Pero después de vencer a Anibal, los romanos no se fueron del Empordá. Aquello era demasiado bonito y rico. Así que se instalaron para obtener lo que querían de estas tierras y para cobrar los tributos que consideraban merecer.

Los íberos indigetes ya no estuvieron tan de acuerdo con este trato y se rebelaron. En 195 a.c. los romanos enviaron a Marco Porcio Catón, el Viejo, para sofocar el levantamiento y pacificar la zona. Una de las decisiones de Catón fue condenar a Ullastret al abandono. Sus habitantes fueron obligados a irse. La idea era dejar muy claro que quien se enfrentara a Roma iba a perderlo todo.

Ullastret pasó al olvido y quedó sepultado, intacto, hasta que los arqueólogos lo descubrieron y encontraron sus calles y sus casas en un sorprendente buen estado.

La visita es muy recomendable para todas las edades. Hay visitas guiadas, desde luego, pero también audioguías e incluso por Internet se encuentran vídeos y audios muy interesantes.

Si queréis ir en verano, elegid un día nublado porque suele hacer mucho calor.