Experiencias
En la Costa Brava hay tantas playas y calas con encanto que es realmente complicado decidir cuál es la mejor. Influyen el día y el estado del mar, además del gusto particular de cada uno, pero hay algunas que no os podéis perder porque siempre son estupendas
Pequeña y mágica cala que se encuentra a poco más de 1 km. de Tamariu. Tiene unos 20 metros de ancho y está considerada una de las mejores playas de la Costa Brava.
Las aguas de esta pequeñísima playa están bastante frías, son cristalinas, y son perfectas para bucear entre los miles de peces que las habitan o practicar snorkel.
No es sólo considerada una de las mejores playas de la Costa Brava sino uno de los mejores sitios a visitar en la zona. Las aguas de esta pequeña cala son tranquilas, cristalinas, y están rodeadas de altas rocas.
Sa Tuna tiene una cala gemela, la cala de S’Eixugador, a la que se accede andando con una cierta incomodidad, o nadando. Esto garantiza que la cala, aún en pleno agosto, esté poco concurrida. Algunas de las casas del barrio marinero son pintorescas y hay un camino de Ronda que te llevará hasta la cala d’Aiguafreda, donde hay un chiringuito muy agradable.
Al final del Camino de Ronda es donde encontramos esta playa, uno de los rincones más bonitos de la Costa Brava. Se distingue por ser una playa familiar, de unos 400 metros de una arena dorada con unas aguas cristalinas. Además, incluye todo tipo de servicios, con un parking muy cerca de la zona.
Podríamos decir que esta playa está dividida en dos zonas pero es siempre la misma playa. Una de ellas está en la parte más alejada del Camino llamada «Cala dels Oriços» con fondo de rocas y plagada de erizos, y luego está la parte más conocida, el «Illot de Sa Conca».
Es una playa que destaca especialmente por las calas típicas marineras, con antiguas casas de los pescadores al fondo. Encima de la arena encontrarás varias barcas, y te verás rodeado de fondo con las típicas arcas en los paseos formando porches y varios restaurantes de pescado y marisco con su rico olor particular.
Recuerda: En julio se celebra la popular «Cantada de Habaneras» que no te puedes perder si estás en la zona.
Incluimos esta playa porque además de ser una playa preciosa, es una de las playas más vírgenes de la Costa Brava, y esto se ha conseguido gracias a la defensa que se ha llevado a cabo de su entorno entre sus vecinos.
En el extremo izquierdo del lugar se encuentran las ruinas de un antiguo poblado ibérico desde el cual tendrás unas vistas exquisitas de toda la playa.
La playa dispone de un parking muy cercano a la playa, de tierra.
Si queremos aún más tranquilidad e intimidad de la que ya nos ofrece Es Castell, os recomendamos encarecidamente que os dirijáis a Cala Estreta. Si bien es cierto que la manera de acceder es caminando unos 40 minutos, os aseguramos que valdrá la pena.
Valdrá la pena por hacer el camino en sí, donde el paisaje que nos rodea es espectacular, y, además, si nos apetece, podemos hacer una pequeña parada más o menos a mitad de camino la Barraca de Dalí, una pequeña cabaña diáfana en mitad del bosque que el millonario Alberto Puig Palau construyó al mismísimo artista Dalí para que lo utilizase como taller, aunque finalmente no se realizó allí ninguna de sus obras.
Habréis llegado a Cala Estreta cuando bajéis una pendiente y sintáis que de pronto habéis entrado en un lugar increíblemente tranquilo, un remanso de paz en toda regla. Mide unos 100 metros y está dividida por un saliente rocoso llamado «la roja».
Se puede practicar nudismo en ella, y la aconsejamos sobre todo para descansar en intimidad (ya que la afluencia de personas es bajísima y no hay ningún servicio) pero no especialmente para bañaros, debido a las puntiagudas rocas que sitan el lugar.