Si venís al Hotel Mas Pastora en verano, una de las cosas que podéis hacer es salir en kayak. Desde la recepción del hotel os ayudarán a alquilar uno el día que os apetezca más.

Pero intentad hacer coincidir vuestras ganas de remar con unas fechas muy especiales: el 21 o 22 de agosto. No va de brujas ni de horóscopos: se trata de ver y experimentar uno de los fenómenos más impresionantes del verano en la Costa Brava. Vayamos paso a paso:

Entre Tamariu y Aiguablava, más exactamente entre la Cala de Tramadiu y la Cala Marquesa, hay una cueva llamada Cova d’en Gispert. Con sus 150 metros es la más larga de la Costa Brava. La entrada es algo estrecha pero se puede entrar en kayak sin problema. Los primeros 90 metros tienen entre 3 y 8 metros de ancho según el tramo y la bóveda sobre el nivel del agua llega a unos 7 a 10 metros de altura. Pero al final de esta galería hay una especie de pórtico que da entrada a una sala espectacular de unos casi 20 metros de ancho por otros casi 20 de largo y una bóveda de 22 metros. En el centro de esta Sala (que así se la denomina) hay una suerte de mesa plana. Al ser prácticamente rectilínea, desde cualquier punto de la cueva se puede vislumbrar la luz de la entrada .

Esta última característica da lugar al fenómeno al que nos referíamos al principio. Resulta que solo dos días de agosto, y suelen ser el 21 o 22 de este mes, el sol amanece enfocado justo en la apertura de la cueva y quien tiene la suerte de estar dentro ve de repente cómo se ilumina la cueva en toda su longitud y cómo sus paredes reflejan tonos rosados, morados, brillantes. Es un espectáculo realmente impresionante.

Cuenta la leyenda (nunca confirmada) que Dalí se emocionó tanto al ver este fenómeno que organizó un concierto en la Sala para que sonara la música justo en el momento en que el sol la iluminaba. Quién sabe si es cierto. Pero a todos nos parece una idea genial y algún día deberíamos repetir el concierto de cámara del amanecer en la cueva de Gispert.